Todos los papás casi sin excepción se han visto enfrentado a una "rabieta" de los hijos. Lo peor es perder el control, y es muy útil seguir estos cuatro consejos.
1. No hay que castigar
Al recibir un castigo, el niño puede aumentar la intensidad y los gritos de su rabieta. Lo único que se consigue al castigar es que el niño sepa que tiene tu atención.
2. No debes ceder
No hay que dar el brazo a torcer mientras el menor esté enojado. Con esto le estás trasmitiendo que con la pataleta te puede manipular y conseguir lo que quiere.
3. Espera a que se pase el mal humor
El peor momento para dialogar es, justamente, en la misma rabieta. Espera a que la situación se calme
4. No amenaces
Hay que dejar de lado las amenazas tipo "o te calmas o se acaban los permisos". Esto da pie para que los niños prueben a los padres y ver si cumplen con las amenazas, lo que puede resultar contraproducente.
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