La nueva Prueba de Transición debutará a fin de este año. Cuenta con similitudes a la antigua PSU en lo que se refiere a contenidos. En lo medular, se mantiene el formato. Es decir, será un test de papel con preguntas con alternativas de la A a la E contra reloj, cuyo puntaje se determina por la cantidad de respuestas correctas.
Las diferencias radican en la cantidad de preguntas por prueba. Bajan de 80 a sólo 65, y se incluirán también contenidos de desarrollo. Otro elemento diferenciador será la ponderación o el "peso" de la prueba en el puntaje final, el cual baja en relación a la PSU. La idea es que las notas de la Educación Media y el Ranking NEM tengan más relevancia en el proceso.
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