Esta modalidad se diferencia de la tradicional en que no se trata de materia abstracta basada en memorizar las leyes, teoremas y fórmulas. El Singapur apuesta por ser una manera de enseñanza que les haga sentido a los niños, y que ellos vean la matemática cercana y vinculada con el mundo, logrando abrir la puerta de la motivación y la imaginación.
Singapur se basa en la resolución de ejercicios desde la vida cotidiana. Se parte de una situación de la vida real sin introducir las formalidades propias de la matemática. Luego se fomenta la representación visual del problema con dibujos y gráficos. Así los escolares logran tener una visión analítica de la situación. Finalmente, se pasa de la representación gráfica a una abstracta de forma matemática, con la simbología propia de esta ciencia.
Los colegios chilenos que han aplicado este método han tenido buenos resultados, y se espera que más instituciones lo empiecen a aplicar. Se trata de un método efectivo de no hacer de la matemática “una lata”, sino al contrario, hacerla más lúdica y entretenida.